Cuando Raquel se preparó para salir de casa aquella mañana, no imaginaba el día que el destino había elegido para ella.
Sus ojos, todavía entreabiertos por el sueño, escrutaban a uno y otro lado del armario de su dormitorio esforzándose por divisar unos zapatos que hacía más de un año no utilizada y que prácticamente ni había estrenado. Eran de tacón alto y ante rosa palo, estilo años cincuenta con un ribete azul marino que terminaba en una borla. el complemento perfecto para su bolso nuevo. [...] Tras una exploración hasta el fondo del armario, al fin dio con ellos. La caja en la que venían estaba intacta. [...] Ya en el espejo del ascensor, aprovechó para hacerse unos últimos retoques: perfilarse los labios y ajustar su falda a la cintura. Le gustaba el aspecto que llevaba aquella mañana y sus labios dibujaron ante el espejo una sonrisa a modo de buenos días.
Pádel Independiente, Blanca I. López Tejada
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